martes, 18 de octubre de 2016

Incertidumbre.


Me he retrasado a la hora de hacer esta entrada porque antes de escribir sobre este tema quería ver un reportaje el cual me ayudase a adentrarme en el mismo y conocer todo lo que conlleva.Uno de los grandes problemas de esta sociedad es, que a pesar de tener todo tipo de información a nuestra entera disposición, no somos verdaderamente conscientes de lo que sobrepasa o está fuera de nuestro círculo. Hoy centro estas insignificantes y pocas líneas en aquellas personas que como única solución a su desesperada situación, se ven en la obligación de huir de sus países embarcándose en un "dingui" sin certeza de qué va a ocurrir a partir de entonces.


Siempre había sabido que desgraciadamente no todos llegaban a aguas europeas y que muchos de los que lo hacían tampoco conseguían su deseo de pisar tierra. Sabía la injusticia que suponía y los cientos y cientos de vidas que parecen no importar a diario. Pero curiosamente, desconocía la felicidad y el sufrimiento, la desgracia y el agradecimiento, la eterna pesadilla y los sueños de aquellos que son encontrados. Encontrados, cabe destacar, por la ayuda e inmensa dedicación de quienes dejan sus vidas en segundo plano y se concentran en salvar las de los demás.


Nos fijamos en noticias que se basan en números y no nos damos cuenta de que si profundizamos un poco más podemos ver a Abdou, Leiza, Malick, Tiaret... y sus respectivas historias. Historias que te hacen pensar en qué es lo que estamos haciendo mal, en por qué castigamos y maltratamos a aquellos que buscan una vida mejor escapando de su supuesto hogar, (un infierno), y no se castiga a quienes lo provocan. Me empiezo a cuestionar si es que, lastimosamente. no se puede tan si quiera mejorar esta situación o si es que a aquellos que pueden no les interesa porque no les supone ningún tipo de beneficio, es más, me atrevería a decir que podría llegar a suponer grandes perdidas. Digamos que para algunos es menos perjudicial participar en esta aberración que combatir contra ella.


Ojalá, algún día, seamos todos un poco más humanos.



viernes, 7 de octubre de 2016

Decayendo.

No sabía cómo empezar esta entrada, tan si quiera sabía de qué hablar hasta que hace unas cuantas he tenido la suerte de poder leer un artículo y ver un vídeo que me ha hecho reflexionar. ¿Sabías que casi el 50% de los niños españoles entre cinco y doce años no pasan ni una hora al día al aire libre? Ahora,  me pregunto yo… ¿Cómo de preocupante puede llegar a ser? ¿Acaso somos conscientes de lo que significa eso?

Es un hecho que la tecnología, Internet, los juegos y las redes sociales nos ha absorbido por completo. También lo es que la gran mayoría no sabemos hacer un buen uso de ello.
Bajo mi punto de vista, me atrevería a decir que se nos ha ido de las manos. Si miras a tu alrededor te darás cuenta de que dependemos totalmente de un móvil, de juegos o de Internet.

Recuerdo lo mucho que disfrutaba hace unos años cuando lo único que deseaba día a día era poder dar la patada y salvar a mis amigos jugando al ‘Bote-botella’ o dejarme sudor y lágrimas, (de tanto reír), para que no me pillaran en el juego de ‘Polis y Cacos’. Disfruto pensando en la de veces que me he caído mientras corría o incluso la cantidad de 'caños' que me ha hecho mi hermano jugando al fútbol sabiendo que era lo que más me molestaba. 
No creo que nadie tenga que perderse esto, tampoco creo que las vidas de los más pequeños y de algunos que ya no lo son tanto, deba basarse únicamente en pasar las 24h del día viendo la televisión, en ver a gente que sube vídeos a la red, en jugar a videojuegos, en subir fotos a redes sociales o incluso en preocuparse de dar una imagen en ellas de uno mismo que no corresponde a la realidad. Creo que más bien se debe centrar en gozar de tiempo libre con la familia y en exprimir al máximo los días con los amigos. 

Ojalá, e incluyéndome a mí misma, nos paremos a pensar y nos demos cuenta de qué es lo verdaderamente importante.